#OpAnhangá

Operaciones 9 de Ago de 2021 BR EN

Antes de la llegada de los colonizadores a América, el continente estaba habitado por más de 57 millones de indígenas, según estimaciones del geógrafo norteamericano William M. Denevan. Han pasado más de 500 años, y mientras la población total de los continentes americanos ha saltado a más de 1.000 millones de habitantes, la población indígena se ha reducido a menos de 45 millones, según revela la última encuesta de población de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), realizada en 2014

En Brasil hay más de 250 pueblos indígenas. Todos los pueblos indígenas de América del Sur, del Norte y Central se llaman amerindios. Y lo que estas poblaciones tienen en común, además de la originalidad de sus países, es también la imposición de la colonización en sus historias. Todo el impacto violento y de explotación que perpetúa una cultura de borrado y deshumanización de estos pueblos persiste a lo largo de la historia, variando momentos históricos de masacres, expulsiones de tierras y obligando a estos pueblos a vivir al margen de la sociedad.

A pesar de que estas atrocidades ocurren a diario, los medios de comunicación hegemónicos no intentan informar sobre el terror que viven las poblaciones indígenas, excepto cuando hay manifestaciones evidentes de estos grupos en las zonas urbanas contra las medidas tomadas por el gobierno federal, como fue el caso reciente del PL 490/2007, que atribuyó la responsabilidad de la demarcación de las tierras indígenas a la Cámara de Diputados. La CCJ se saltó la Constitución al no consultar a las comunidades indígenas, tal y como establece el Convenio 169 de la OIT.

El gobierno de Bolsonaro ha intensificado el conflicto con los grupos indígenas. Esto no es una sorpresa dado que desde su campaña Bolsonaro ha afirmado que en su gobierno no habría nuevas demarcaciones y que si fuera por él no habría un solo centímetro de tierra indígena. Este discurso sirvió para atraer los intereses de las élites agroindustriales y de los madereros y mineros ilegales, que hasta hoy son uno de los pilares que sostienen su mandato.

Muitas normas e leis apresentadas pelo governo federal representam um total desrespeito contra a cultura e a preservação de terras indígenas. Como o caso da Instrução Normativa 09/2020, que permite que fazendeiros e empresas certifiquem propriedade sobre terras indígenas ainda não homologadas. Há outros projetos de lei como o nº 191/2020, em tramitação no Congresso, que visa regulamentar a exploração de recursos em terras indígenas, com o objetivo de convencer os próprios habitantes dessas terras a se envolverem nessa atividade econômica predatória.

Uno de estos proyectos ha llamado la atención en las plataformas de comunicación alternativa indígena, que es el PL490/2007, al que se oponen varias tribus indígenas. Pero, ¿cuáles son las demandas de los pueblos indígenas y qué cambios traerá la PL 490 si se aprueba?

La gran resistencia de los indígenas es contra el Hito Temporal, previsto en el PL 490. El PL, defendido por los ruralistas, impone que el proceso de demarcación se restrinja a las tierras ya ocupadas por los pueblos tradicionales el 5 de octubre de 1988, fecha del decreto de la Constitución.

El problema que rodea a dicho decreto es el requisito específico sobre la fecha, muchos pueblos indígenas no estaban en sus tierras en la fecha exacta, por diversas razones, durante la dictadura militar muchas tribus fueron trasladadas de sus regiones bajo amenazas, además de la práctica de la movilidad migratoria, donde los pueblos se desplazan entre zonas.


Los pueblos indígenas han denunciado el fin de la demarcación de las tierras indígenas, el despojo y la práctica de actividades depredadoras dentro de las tierras demarcadas. El PL 490, cuyo autor es el ex diputado federal de Mato Grosso Homero Pereira (PSD), fallecido en 2013, pretende socavar los derechos de los pueblos indígenas. Los cambios en la legislación indígena actualmente, por las disposiciones de la ley n° 6.001/1973 que se refiere al proceso de demarcación de las tierras indígenas están restringidos al poder ejecutivo, más específicamente a la Fundación Nacional del Indio -FUNAI que puede hacer uso de criterios y amplia discrecionalidad, que es la libertad de acción administrativa, dentro de los límites permitidos por la ley. Sin embargo, esto no garantiza que la decisión actúe a favor del pueblo, y puede utilizar el vacío legal para priorizar la voluntad de las grandes empresas o de cualquier otra persona interesada en dicha alteración, pudiendo así concluir qué zona concreta de la tierra debe ser demarcada como tierra indígena.

La disputa no sólo se produce en el ámbito económico a través del conflicto por la tierra. Existe un plan muy claro para erradicar las tradiciones y la cultura indígena en su conjunto. Bueno, Bolsonaro siempre ha dicho que hay que insertar al indio en nuestra cultura, porque no debemos tratarlos como "hombres de las cavernas". Tal discurso expone la visión etnocéntrica y racista en relación con las tradiciones indígenas brasileñas, además de ser muy similar a la ideología de la dictadura cívico-militar en relación con la cultura indígena. Un intento de poner en práctica esta idea fue la Resolución 04/2021, publicada por la propia Funai y revocada por el STF en 2021. La resolución intentaba establecer "criterios de heteroidentificación" en la autodeclaración de personas como pertenecientes a pueblos indígenas.

Además de querer borrar la identidad y el reconocimiento de las personas como indígenas, la resolución dificultaría el acceso de estas personas a las políticas públicas y al propio programa de vacunación contra el covid-19, dado que la población indígena es la que más sufre la pandemia en Brasil: según la Fiocruz, el 48% de los indígenas hospitalizados por covid mueren, la tasa es mayor que la de la población parda (40%), negra (36%), amarilla (34%) y blanca (28%). Esto es un reflejo de la negligencia del Estado en la promoción de medidas preventivas de distanciamiento social y el uso de máscaras en regiones predominantemente indígenas. Por no hablar de la dificultad de inmunizar a la población mediante la vacunación.

EterSec decidió unirse a la lucha contra el genocidio y el borrado de la cultura indígena promovidos por el gobierno de Bolsonaro y sus partidarios. Por ello, organizamos Op Anhangá: Anhangá es una figura muy frecuente en la cultura y la cosmovisión de los pueblos indígenas brasileños. En la cultura tupinambá, Anhangá es un espíritu maligno que atormenta tanto a los vivos como a los muertos y que impone mucho sufrimiento. Se le considera el principal obstáculo para que los muertos lleguen a Guajupiá (una tierra sin maldad, donde no habría hambre, guerra ni sufrimiento). En la cultura mawé, Anhangá es representado como un ser maligno creado por Yurupari (una entidad que representa el propio Mal) que se transforma de diversas maneras para engañar, maldecir y atormentar a los vivos.

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